Por: Carlos Arturo Matute
* ¿Cómo eran antes? Las tradiciones se mantienen. A estas horas, algunas familias para no “matarse cocinando”, prefieren comprar la tradicional pierna de cerdo horneada. Mientras en la periferia, una covacha envuelve a una familia indigente que no tiene, igual que muchos “ayeres”, nada para cenar. Una noche más. Igual
Hola mis amables lectores adonde se encuentren. Ya el calendario se deshoja. El próximo lunes es Navidad y muy pronto estaremos en Año Nuevo.
Aires fríos acompañan la temporada. A algunos les causa tristeza por muchas razones. A otros, alegría. Aunque –quizá- a medias porque no deparó lo que se esperaba en el plano económico, político, social.
CONSUMISMO Y…
Bullicio, prisa, congestionamiento, estrés. Muchos ya vieron volar los aguinaldos en ese mar de clientes que se miran en los supermercados, tiendas, mercados. Comprando “a lo loco” sin pensar en enero.
Eso lo aprovechan algunos negocios -no todos por supuesto- brindando “ofertas” mentirosas. Engañan a sus clientes haciendo aparecer en oferta algunos artículos que tienen el mismo precio de siempre. Sin que la tal Fiscalía del Consumidor haya actuado alguna vez.
Y si hablamos de comidas, que le caigan a muchos restaurantes de chinos que no dan el descuento a las personas de la tercera edad. “En río revuelto ganancia de pescadores”.
La mayoría somos atrapados en el asfixiante tráfico vehicular. Largas colas por doquier y a cualquier hora. Esto ha sido un examen para el alcalde “Tito” Asfura y compañía. Poco o nada ha aliviado los mastodontes de cemento que se han construido.
Aunque la intención es buena, ha faltado creatividad, profesionalismo, supervisión. Muchos puentes a desnivel van a dar al mismo sitio. Nada más que usted va por arriba y otros por abajo. O al revés.
Súmenle que no hay nada de señalización y la gente anda perdida. Incluso en esos redondeles que pocos saben quién lleva la vía. En fin…
MEJOR…
Mejor pasemos a recordar. Para estas nuevas generaciones y a las maduritas les recordamos que en décadas pasadas los grupos musicales que había en buen número en la capital, tenían trabajo.
Hoy sobreviven uno o dos y los demás arman “combos” para amenizar. Pero como ahora con una computadora es suficiente, ya no es lo mismo como antes que ni existían.
La tradición era que las familias se reunían en la cena navideña y pasadas las doce de la noche se alistaban a asistir a las fiestas bailables. Uno de los centros de mucho “caché” en la capital era la Belle Epoque del Hotel Honduras Maya.
Contrataban buenos grupos, algunos venidos de la costa norte. Sus gerentes Horst Shiftan y Helmut Seidel organizaban veladas inolvidables. Ya fallecieron, lamentablemente.
Otro de los sitios preferidos en cuando a “discos” se trataba era “La Casona” en avenida Cervantes, Moore Disco Dancing cerca del parque Finlay. Restaurantes con música en vivo para el “bailongo” como “Los Pacos” en avenida Máximo Jerez, La Terraza de Don Pepe, en avenida Colón.
El Centro Social Universitario y el salón del Club de Leones en barrio Morazán, eran otros de los epicentros para festejar la Navidad del 25 de diciembre. Las veladas bailables eran hasta altas horas de la mañana. Entrada: 5 lempiras por persona.
Todas tenían una particularidad: No contaban con estacionamiento. Como la mayoría de habitantes de aquel entonces no teníamos vehículo, no era un problema. Hoy es imprescindible el parqueo por la creciente flota vehicular.
MATICES
Consultados varios especialistas de la conducta humana, coincidieron que esta época navideña provoca diversas reacciones en los humanos dependiendo de cómo y qué nos haya pasado en el año que está por terminar.
La juventud despreocupada “la vive” a su manera entre copos de cerveza y el tal reaggetón. Son las mujeres adultas -dijeron- las que tienden a deprimirse para estas épocas, por la situación económica derivada de la falta de empleo entre los miembros de la familia.
Los hombres en su mayoría se refugian en el alcohol para mitigar algunas penas. Otros sienten nostalgia por la pérdida de algún ser querido.
Por otro lado, muchas personas acusan frustración por que no cuentan con el suficiente dinero “para pasarla como los demás”. Serían los niños -complementó un psicólogo amigo- quienes gozan más de la Navidad ya que los mayores tendemos a acordarnos más de lo malo que lo bueno que nos pasó durante el 2018.
Unos apoyamos la medida que en la Nochebuena no se queme pólvora como en el pasado, evitando que haya más niños quemados. En otro aparte, algunos opinan que Navidad sin petardos, sin morteros, “no parece Navidad”.
Y…
Las tradiciones se mantienen. A estas horas, algunas familias para no “matarse cocinando”, prefieren comprar la tradicional pierna de cerdo horneada. En otro lado, alguna ama de casa está afanada en la cocina elaborando la cena navideña.
Mientras en la periferia, una covacha envuelve a una familia indigente que no tiene, igual que muchos “ayeres”, nada para cenar. Una noche más. Igual.
Que el mensaje cristiano, la señal de júbilo por el nacimiento del Niño Dios sea bendición para todos ustedes. Y por la radio pegajosamente se deja escuchar una y otra vez: “Yo no olvido el año viejo…”.
“Mmm… a según, mijo, como nos haiga tratado el año”, nos dice un humilde viejecito con su clásico hablar campesino…
Por hoy hasta aquí. Hemos dejado otra HUELLA imborrable con ambiente de Navidad.
Que Dios nos bendiga a todos.
(Comentarios y más a mi correo: cartute@yahoo.es. Y en nuestro sitio en la Internet: www.latribuna.hn Ir a Secciones. Huellas