* Un testimonio de vida de la mano de Dios y su familia
* No quería casarme, por eso me case vieja
* Tuve un buen esposo, enviude hace 30 años
Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email:luisgoyuela15@gmail.com
DANLÍ, El Paraíso. Nacer, vivir y morir. No pedimos nacer, pero nos gusta vivir y si fuera posible por la eternidad, porque morir nadie quiere, es el último paso que no estamos dispuestos a dar, pero cuando llega, no hay vuelta atrás; porque el dinero, la fama y el poder son vanidad de vanidades, afirma el libro de Eclesiastés.
Son bienaventurados y dichosos lo que lograron vivir con sabiduría y tuvieron la dicha de contar con alegría los días que Dios les ha dado para vivir a plenitud, gozando del favor divino, el amor de la familia y el cariño de los amigos.
María de los Ángeles Irías (María Morga) para sus amigos, cumplirá el 25 de marzo 104 años de vida. Para ella los años no acaban como un pensamiento, tampoco han declinado, aunque la Biblia dice que los días de nuestra edad son 70 años; y sin en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan y volamos. Luego agrega el escritor sagrado: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. (Salmo 90)
María Morga, ya pasó los 70, 80, 90, 100 y 4 más, sin muchas molestias, eso quiere decir que aprendió a contar los días, de cuyo aprendizaje, Dios le concedió sabiduría para vivir una vida plena, lejos de los resentimientos, cultivando buenos hábitos tal como se los inculcaron en su niñez y juventud, aprendió a saciarse de mañana de la misericordia de Dios, por ello se alegra todos los días que puede despertar y ver la luz de un nuevo día.
Con una lucidez única, buen oído, visión y fortaleza, nos cuenta que nació un 25 de abril de 1915. Sus padres fueron Juan Antonio Irías, oriundo del municipio de Potrerillos y su madre María Otilia Alvarado, originaria de este término municipal.
De su niñez recuerda los primeros años en la escuela Pedro Nufio, a sus maestras Ernestina Zelaya, originaria de Choluteca y Brígida Ortiz. Éramos 5 hermanos legítimos, yo era la mayor, mi mamá falleció cuando yo tenía 10 años, nos crio mi tía Julia Irías, una verdadera madre que siempre estuvo al cuidado de nosotros. Solo pase el 5º grado en la escuela, lo suficiente para conocer muchas cosas.
Sobre su juventud, habla poco, “la vida era tranquila y la conducta de los jóvenes la regían los padres con amor y disciplina”. Después de la escuela, aprendió a costurar con su madrina Elvia Castellanos, una de las mejores costureras y diseñadoras de trajes de novia de Danlí, durante gran parte del siglo XX.
Recuerda que a los 20 años consiguió trabajo durante cuatro años en una tienda propiedad de la novelista Lucila Gamero de Medina, fue una bonita experiencia trabajar con una persona como la escritora, aunque olvidó algunos detalles de ese tiempo con la novelista, su hija Nelly Morga, dice que doña Lucila la ponía a leer, ese hábito de la lectura no lo deja aun con la edad que tiene.
Solo tuvo un novio, el noviazgo más largo, duró 10 años; a los 30 años tomó la decisión de casarse, nunca estuve apurada, el noviazgo lo consideraba algo pasajero, antes no existían las libertades de ahora, el romance era de lejos, solo con miradas cuando nos encontrábamos en la calle y las cartas de amor que nunca faltaron, esas cartas las guarde por muchos años en un costalito de manta, eran como un tesoro, además la única forma de comunicarse porque su novio no la visitaba, era bastante extrovertido. Debo decirle que no quería casarme; me casé vieja, con José Morga Vallecillo, el 12 de octubre de 1946. Del matrimonio tuvo tres hijos, un varón que falleció cuando tenía dos años y dos mujeres, Nelly y Dilcia.
Dice que los celos son una forma de sentir amor y cariño, no había ninguna razón para los celos, su esposo nunca anduvo con locuras, hubo peleas serias, las comunes en cualquier matrimonio por cosas pequeñas, la que siempre peleaba era yo, él se iba y la dejaba hablando sola, no hubo un mal ejemplo para mis hijas, afirma con una leve sonrisa.
Sobre el secreto para vivir tantos años y su estado de lucidez, dice que no hay ningún secreto; saber vivir es importante, llevarse bien con los demás, conservar los buenos hábitos alimenticios y apoyarse cada día en Dios porque es el que nos da la vida y la fuerza para vivir.
Sobre las experiencias vividas durante tantos años, afirma que la familia es el principal soporte para ser feliz. Disfruta los nietos y los bisnietos, no son muchos hasta ahora; cuatro nietos, dos de cada hija, dos bisnietos y uno más que viene en camino, una familia pequeña, pero felices porque hasta hoy, la armonía familiar es como una fortaleza.
Además de la lectura, le gusta ver televisión, sus programas favoritos son de corte religioso, las misas y los mensajes de un predicador mexicano todos los días. Pertenece a la Legión de María, sus principales amigas son las legionarias con las que siempre ha compartido con el amor y la fe que las une.
Para finalizar este maravilloso encuentro con una centenaria, le consulté que tal eran sus yernos, “son mis otros hijos y mis nietos y bisnietos son una bendición”. Por su parte su hija Nelly, con la que convive, dice sentirse orgullosa de su mamá, me enseñó valores, es una bendición de Dios.
María de los Ángeles Irías enviudó hace 30 años. Su esposo falleció en 1988. Con orgullo muestra el anillo de bodas, sube y baja la escalinata de su casa sin ayuda, pero siempre toma las precauciones para evitar un accidente. Una pequeña familia conformada por sus hijas, Nelly y Dilcia, sus nietros Isaac Francisco y José Ildefonso Jiménez Morga; Emilia María y Gabriela María.
María Morga, como es conocida, es un testimonio de vida y longevidad.