Se siente un vacío en la tradición navideña de este año, al no contar con uno de los nacimientos más enigmáticos, extensos y típicos, que cada año nos regaló el arquitecto Fernando Martínez, quien aquejado por una enfermedad se vio forzado a interrumpir una tradición que data de 1950, cuando su madre, doña Rosinda de Martínez, en Santa Bárbara, empezó a recrear la natividad de nuestro Señor Jesucristo.
Los nacimientos navideños en Honduras son una tradición que tiene cabida todos los años en el mes de diciembre. Por décadas, la familia Martínez deleitó a los capitalinos con un precioso nacimiento, donde resaltaba los valores cristianos.
Se apreciaba a la Sagrada Familia con el pequeño Jesús acostado en el pesebre, rodeado también de animalitos, el pueblo, las iglesias y las casitas.
Aprovechando esta ocasión, la familia Martínez abría sus puertas a la sociedad capitalina para deleitarnos con el más grande de los nacimientos de Navidad, que registraba hermosas figuras de todo tipo, incluyendo aquellas de manos alfareras catrachas, así como otras.
Con la muerte de su madre, doña Rosinda de Martínez, a sus 50 años, su hijo el arquitecto Fernando Martínez continuó la tradición, desde 1980.
Con su propio toque y estilo, el arquitecto no solo recreaba el suceso cristiano más importante de la historia, sino que le añadía acontecimientos de la vida nacional de cada año, combinando así la tradición de reseñar la vida de Jesucristo, pero también las noticias que causaron impacto en la sociedad.
Al inicio en el nacimiento se empleaban materiales tradicionales: aserrín teñido, paste de cerro, musgos y las diversas figuritas de barros.
En el 2001, Martínez decidió sacar de su casa el nacimiento y llevarlo a un lugar público, de esa manera comenzó a exhibirlo en los centros comerciales, donde registraba hasta 200 mil visitantes, en un libro de registro, que era el único requisito para recorrer la natividad de Jesucristo.
Poco a poco, el nacimiento tenía sus partes bien “catrachas” y muchas veces políticas, como él las miraba. Recreó el huracán Mitch, cuya destrucción y dolor plasmó en su nacimiento navideño.
Noticias como aquel famoso burrito “Palmerolo” que el expresidente Manuel Zelaya regaló al cacique Tolupán, Cipriano Martínez, el Fifa Gate, los pasos a desnivel del alcalde Nasry Asfura, el saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) también apareció en el nacimiento del arquitecto.
No digamos otros hechos relevantes: los migrantes, los sucesos políticos del 28 de junio del 2009, las antorchas y otros. Siempre se sumó en contra de la violencia y la corrupción, acompañando con un mensaje de paz.
La última vez que fue expuesto su nacimiento, se vio a los migrantes y las caravanas de hondureños hacia los Estados Unidos, la muerte de Berta Cáceres, el Papa Francisco, las tomas postelectorales y el muro de Donald Trump. También, aspectos económicos, sociales y culturales.
Durante muchos años, el nacimiento fue expuesto en una de las residencia del arquitecto en Las Lomas del Guijarro y ahí llegaban muchos visitantes, a partir del 1 de diciembre esperaban la apertura.
En muchas ocasiones, el propio creador explicaba a los visitantes los conceptos y variantes de su nacimiento, que después fue puesto en los centros comerciales, donde se hacían grandes filas para admirar el empeño y gran trabajo que significaba su labor.
Año con año se esperaba visitar ese nacimiento, que ya era toda una tradición, sin embargo este año, todos se quedaron preguntando qué pasó con el nacimiento del arquitecto Fernando Martínez, dónde está, qué se hizo. Lamentablemente no fue expuesto, debido a su enfermedad.
Precisamente, lo que significó esa bella tradición, que se guarda en los corazones de los cristianos, que admiraron por décadas la obra del arquitecto Fernando Martínez, y precisamente esa añoranza nos motiva a designar esa bella tradición, como el “Orgullo del Año 2019”, confiando en que no muy pronto, alguno de sus descendientes nos volverá a sorprender con tan singular tradición de Navidad.