De sabor fuerte y olor intenso, el ajo es uno de esos alimentos que casi podría considerarse tanto un condimento como una medicina. Y es que sus cualidades nutricionales y sus efectos positivos no se acaban. Aquí hemos recogido los 8 beneficios más relevantes.
El ajo es uno de una de esos ingredientes que no pueden faltar en la cocina. De hecho, su presencia en la gastronomía se remonta miles de años atrás. Ya sea en crudo o cocinado en salsas, sofritos, guarniciones o cremas, el ajo es parte del recetario universal por méritos propios.
Su sabor único transforma cualquier plato aportándole un extra de sabor, una excepcional calidad nutricional e importantes beneficios para el organismo.
El secreto está en sus compuestos azufrados (como la alicina) y otras sustancias que, al combinarse, protegen la salud de varias maneras.
Descubre todas sus variedades
El blanco es el más habitual, pero no el único. En el mercado también puedes encontrar.
Ajo morado. Madura antes y suele ser más grande, pero al ser más tierno se conserva por menos tiempo.
Elige cabezas firmes y pesadas y que no tengan brotes
Ajo tierno. Se recoge antes de que se desarrolle el bulbo. Su sabor es más suave y esto lo hace apropiado para ensaladas y salteados.
Ajo negro. De sabor sorprendentemente suave, se obtiene tras un proceso de fermentación y es muy rico en compuestos fenolénicos.
Trucos para que no repita
La mejor manera de aprovechar las virtudes medicinales del ajo es consumirlo en crudo. Ten en cuenta que algunos de sus beneficiosos compuestos volátiles desaparecen en el ajo cocido.
Para suavizar su sabor y evitar “que repita” pártelos por la mitad y retira el germen verde de su interior.
También puedes escaldarlos durante un minuto o dejarlos en remojo, pelados, un par de horas.
Evita el mal aliento que puede provocar en crudo masticando unas hojas de perejil o de menta. También puedes tomar un poco de miel con zumo de limón.
No lo tomes si:
Aunque sus beneficios son muchos, el ajo también tiene algunas contraindicaciones que pueden afectar nuestra salud y que por ello, se han de tener en cuenta:
Se desaconseja cuando haya una tendencia a sufrir hemorragias porque debido a su efecto vasodilatador hace que la sangre fluya con mayor rapidez.
En casos en los que haya deficiencia de ácidos gástricos puede que no se digiera bien y provoque flatulencia.
Puede provocar ardores de boca, esófago y estómago.
En cuanto a las posibles interacciones con fármacos, puede elevar el riesgo de sangrado si se administra junto a anticoagulantes como el ácido acetilsalicílico u otros.
Tampoco es recomendable si se sigue un tratamiento con hipoglucemiantes, dado que el ajo acentuaría la hipoglucemia.
Durante el embarazo y la lactancia se aconseja evitar el consumo de grandes cantidades de ajo, ya que puede estimular el útero o provocar incluso un aborto.